Recuerdas madre, cuando lloré en tus brazos por el carrito nuevo q no pudiste comprar y lloraste a mi lado viéndome la cara sucia y con ganas de morir
Recuerdas Madre las noches de penurias, cuando mi padre te golpeaba y me mirabas con los ojos llenos de lagrimas, de lamparines encendidos reflejados en tus labios rajados por el maltrato de aquel viejo amor, que te quería con locura y que con puños sangrientos demostraba tu caminar, en pasajes oscuros, de calles mediterráneas que desempacaste para no volver a recordar
Recuerdas Madre cuando viajamos, huyendo de aquel padre, que el destino me dio, y me dabas tu parte de pan, para no morirme de hambre y me acurrucabas para que no sintiera la amargura del frió, que mataba tus adoloridos rincones perpetuos, en cada salto del viejo coche que acariciaba nuestro sueño, en esa noche de luna muerta
Recuerdas Madre cuando me abrazaba de tus gruesas caderas, de ollas de barro y delantales de tela, rogándote que no te fueras, que no me dejaras en ese colegio sucio de viejas literas
Recuerdas Madre cuando sentados en la puerta de madera, de nuestra casita, me besabas los cachetitos y me decías que era tu pequeñito especial y me abrazabas con tal fuerza, que la dureza de tus pechos me hacían viajar en el tiempo, en que vivía en ti y tu en mi, y nadaba feliz, como delfín en aguas saladas y sonreía de alegría al verte, esperándome.
Recuerdas Madre cuando tuve que partir, pues trabajar necesitaba y corriste detrás del tren, con ese pañuelo que tapaba tus canas y los ojos llorosos mientras veáis como me iba y la tarde te machacaba en las entrañas.
Recuerdas Madre cuando conociste a mis hijos y mi esposa, lo alegre que te veías, con ese delantal de tela y manos sucias abrazándonos a todos, como queriendo recordar lo que es el amor
Recuerdas Madre anoche, que te cambie y te puse tu vestido de domingo, mientras lentamente acariciaba tus manos viejecitas y tu delantal que nunca te lo quitaste, recuerdas mamita diciéndote, llore y cante las canciones que me alejaban del terror de vivir. Y te baje cargada, por que despertar ya no querías y te puse en ese maldito cajón que me aleja de ti, mamita querida.
Duerme mamita querida, duerme.
Recuerdas Madre las noches de penurias, cuando mi padre te golpeaba y me mirabas con los ojos llenos de lagrimas, de lamparines encendidos reflejados en tus labios rajados por el maltrato de aquel viejo amor, que te quería con locura y que con puños sangrientos demostraba tu caminar, en pasajes oscuros, de calles mediterráneas que desempacaste para no volver a recordar
Recuerdas Madre cuando viajamos, huyendo de aquel padre, que el destino me dio, y me dabas tu parte de pan, para no morirme de hambre y me acurrucabas para que no sintiera la amargura del frió, que mataba tus adoloridos rincones perpetuos, en cada salto del viejo coche que acariciaba nuestro sueño, en esa noche de luna muerta
Recuerdas Madre cuando me abrazaba de tus gruesas caderas, de ollas de barro y delantales de tela, rogándote que no te fueras, que no me dejaras en ese colegio sucio de viejas literas
Recuerdas Madre cuando sentados en la puerta de madera, de nuestra casita, me besabas los cachetitos y me decías que era tu pequeñito especial y me abrazabas con tal fuerza, que la dureza de tus pechos me hacían viajar en el tiempo, en que vivía en ti y tu en mi, y nadaba feliz, como delfín en aguas saladas y sonreía de alegría al verte, esperándome.
Recuerdas Madre cuando tuve que partir, pues trabajar necesitaba y corriste detrás del tren, con ese pañuelo que tapaba tus canas y los ojos llorosos mientras veáis como me iba y la tarde te machacaba en las entrañas.
Recuerdas Madre cuando conociste a mis hijos y mi esposa, lo alegre que te veías, con ese delantal de tela y manos sucias abrazándonos a todos, como queriendo recordar lo que es el amor
Recuerdas Madre anoche, que te cambie y te puse tu vestido de domingo, mientras lentamente acariciaba tus manos viejecitas y tu delantal que nunca te lo quitaste, recuerdas mamita diciéndote, llore y cante las canciones que me alejaban del terror de vivir. Y te baje cargada, por que despertar ya no querías y te puse en ese maldito cajón que me aleja de ti, mamita querida.
Duerme mamita querida, duerme.
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