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17.6.09

La Dama de Ebano:::: Fernanda


Magaly y yo caminábamos por las calles tomados de la mano, con la mirada en el cielo, los pasos suavecitos como queriendo que cada movimiento dure una eternidad, La Dama de Ébano lucía una enorme barriga, que demostraba sus 7 meses de gestación, en mi cara brillaba la dulce espera de mi primera hija. Fernanda. La niña más amada del mundo.

La Dama de Ébano y yo nos habíamos casado un Sábado a las 6 de la tarde, en Diciembre, con el verano naciendo en el horizonte, las nubes descubriendo un cielo naranjiazul, una iglesia del centro de la ciudad, lágrimas de emoción, cura viejecillo, muchos invitados y sobretodo mucho amor. El vestido lo compré en Italia, Diseñado por mi gran amiga Marita De La Villa, residente en esa ciudad desde hace más de 10 años. Las flores violetas de su pelo combinaban perfectamente con sus ojos perdidos en la multitud, como buscando a alguien, sus manos suaves vestidas con unos guantes de seda fina, y unos ojos enormes, negros, que incendiaban mis entrañas. Era Feliz.

Nuestra Luna de Miel fue en el Amazonas, estuvimos 3 semanas recorriendo toda la longitud del rió mas hermoso del mundo, y sus sorprendentes aldeas, su gente y sus paisajes, disfrutamos de intensas noches de pasión, de amor en hoteles creados para esos momentos únicos, la vida nos regalaba la oportunidad de vivirla como la había planeado.

Fernanda nació un jueves a las 4:35 de la tarde, yo fui el primero que la tuvo en brazos, vestido con batas de doctor, mis lagrimas se combinaban con sus manitas temblorosas, la belleza tenia envidia de ella, mi corazón estallaba de felicidad, mi princesa había llegado para acompañarme en este largo viaje de la soledad.

-Hola Princesa. Soy tu papá… Cada vez que respire, te amaré

Los días en casa eran los más divertidos, siempre al llegar, en la ventana me esperaba la dulce Dama de Ébano con la pequeña Fernanda en brazos, yo corría desesperado las escaleras para llegar a sus brazos, las noches eran interminables, llenas de alegría, risas y mucho amor. Magaly siempre permanecía sentadita, observando cada movimiento de Fernanda, mientras yo les contaba historias increíbles de Dragones enamorados y Príncipes convertidos en ranas.

Fernanda dormía en un cuartito junto al nuestro, yo siempre me escabuia en las noches, cuando la Dama de Ébano ya reposaba en los brazos de Morfeo, prendía la luz de la lamparita que dejaba todo el cuarto a media luz, dejándome contemplar a Fernandita, bajo la atenta mirada de miles de peluches, móviles de ovejitas y conejitos saltarines impresos en la pared. Casi siempre amanecía sentado junto a Fernanda, tocándole la cabecita y con la cara de felicidad. Al Amanecer. De un salto corría a la cocina y preparaba un exquisito desayuno para mis dos joyas, que aún dormidas soñaban conmigo.

Pero algo cambió en las actitudes de la Dama de Ébano, cuando Fernanda cumplió 1 añito, la notaba más distante, siempre sentada sola en la habitación, yo llegaba y me tiraba a sus pies, besándole las manos y preguntándole qué tenia, pero ella siempre me decía que no era nada, que ya pasaría, que extrañaba a su mamá, a sus hermanos. Sus momentos consigo misma se volvieron más y más continuos, la desesperación me mataba. Su indiferencia llegó un Martes por la noche, dejó de besarme, sus labios carnosos se divorciaron de mis suspiros matinales, sus manos nunca más tocaron mi existencia, su espalda en las noches era el muro de concreto que me separó de su regazo,
Y había noches que abría los ojos asustado por alguna pesadilla que se metía debajo de la almohada, y sentía algunas lagrimas saladas recorrer la suave carita de mi bella Dama de Ébano.

Ella estaba deprimida.

La Dama de Ébano nos abandonó un Domingo a las 6 de la tarde, dejando una niebla de tristeza y desolación en los pobres corazones de las dos personitas que más la querían en todo el mundo. La carta que sostenía en mis manos, se llenó de lágrimas que nacían de mis ojos destrozados, y las palabras se me hacían borrosas y difíciles de leer, mis temblores volvieron a anidar en mi cuerpo maltrecho. Magaly se había ido. Bajé la carta y me encontré con la mirada de Fernanda, que con sus guantecitos de lana y su gorrito rosado, me miraba fijamanente como entendiendo exactamente lo que estaba pasando, me acerqué y la abracé. Mamá había partido.

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-Hijita, Yo te amo como nadie te amará Jamás
-¿Papá, y mi mama? ¿Nunca volverá?
-Amor. Tu mami, es una gran aventurera, y siempre quiso conocer el mundo, siempre me hablaba sobre conocer otros países, ella esta volando ahora mismo sobre lejanos océanos. Nosotros solo tenemos que esperarla porque ella ya volverá.
-¿Y tú crees que me traiga un Dinosaurio bebe?
-Por supuesto Corazoncito, Por supuesto.


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Fernanda, cumplió 10 años, tuvimos una excelente fiesta, hubo muchos juegos, vinieron muchos amigos, hasta payaso y globos hubo, la pequeña casita en donde compartíamos nuestra más grande aventura se llenó de gente que nos quería mucho, y Fernanda recibió muchísimos presentes, pero el mejor fue el que le entregue cuando ya todos se habían marchado. Y quedamos solos en casa. Fernanda ya vestía su Pijama de color rosado con florcitas amarillas, se cruzó de piernas y se acomodó el cabello, me miró a los ojos y sus manitas acariciaron mis patillas, pobladas de canas que se asomaban temerosas.
De un cofrecito dorado saqué un anillo de Oro que iluminó la cara de mi princesa, ella saltó y me abrazó, nos quedamos dormidos, bajo la luz de la luna que a través de la ventana nos acariciaba.

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-¿Fernanda?
-¿Sí?
-Hola
-¿Sí? ¿A quién busca?
-A tí.




3.6.09

La Dama de Ebano:::: El Mendigo de tu Voz




Un año después, de la última vez que ví a la Dama de Ebano, mi vida continuó su curso sin muchas sorpresas, traté de aprender el arte de amar y siempre recordando cada tema, cada linea para poderlos aplicar cuando finalmente la Dama de Ebano vuelva a mi vida, la obsesión se habia casi desvanecido.

Mi alma negra, lloraba mariposas oscuras a media noche, mis zapatos nocturnos reflejaban mi corbata negra y mis ojos hinchados, la figura frente a mi en aquel espejo viejo no era yo, era un atado de insomnio y tazas de café, mis manos volvieron a temblar y el frío volvió a mi vida...
La Señora Gloria habia fallecido.

Toda la gente creaba un manto negro al rededor de su ataúd de madera, en el centro de todos el cura recitaba palabras relajantes y puras, un cura lloroso por la angustia de haber sido olvidado, una multitud que coreaba las estrofas de la muerte que con una risa maliciosa andaba por ahi y por alla, yo me sentia un huesped, me sentia inapropiado, me sentia sentenciado a estar donde no debia estar, unos metros mas alla, la Dama de Ebano se perdia entre un llanto con sabor a café amargo y unos lentes oscuros que maquillaban muy bien su destrozada alma. Me acerqué sin esperar a nadie y diciéndole, "Si con este simple abrazo te pudiera demostrar lo destruida que esta mi alma por tu perdida, seria decir poco, se fuerte Maga... Cada vez que respire, Te Amaré", me fui.

Cinco años después. Mi vida habia alcanzado la tranquilidad total, habia terminado mi carrera y estaba estudiando mi post-grado, las tardes en la cafeteria de la Universidad eran muy divertidas y casi siempre terminabamos cerca de las seis de la tarde, corriendo apurados para regresar a estudiar, entre libros, vasos de cafe, cigarrillos y comida al paso; mi vida se me iba terminando, muy poco tiempo para el amor.

Fue esa tarde saliendo de la cafeteria, invierno Limeño, humedo, cigarrillos y en casa un plato de tallarines esperandome, regalo de mi hermana; Y la necesidad imparable de atorarme de humo exquisito del tabaco en forma de esa suave mezcla de filtro y ansiedad reprimida, que me hicieron hacer una parada en un grifo para abastecer mi dulce envenenamiento, todo mi mundo se volvio en camara lenta al ver a la Dama de Ebano sentada justo frente a mi, con un libro entre las manos y las piernas hermozas cruzadas dando una invitacion al pecado, me acerqué rapidamente y nuestros cuerpos se perdieron en un abrazo que duro un siglo, en un beso infinito y mil caricias que terminaron alborotando mis sabanas blancas, haciendo volar mis almohadas, transformando mis paredes de silenciosos testigos de dos cuerpos que se amaban entre lagrimas y risas, la Dama de Ebano y su Centinela, absorviendose el alma con besos prohibidos con sabor a sal.

-Nunca debí dejarte ir Fer
-No lo hiciste, aun estoy aquí, para ti
-Prometo que esta vez todo saldrá bien
-Lo sé Maga, lo sé

La felicidad me dejó con una aquarela de colores vivos en el rostro, pero con un futuro incierto de una mente retorcida que nunca cumpliría esa promesa que entre besos y caricias, me regaló...



28.5.09

La Dama de Ebano::::::: Besos Guardados

La vendedora no paraba de mirarme, se acomodaba los viejos lentes negros y clavandome sus ojazos verdes se limpiaba la garganta, como apurandome a escoger algun arreglo floral,que adornaba su tienda de colores. "Esa", le dije señalando una hermosa macetita de color ladrillo con una florcita blanca que nacia entre unas ramitas y moria en el techo de aquella tienda. Salí y caminé con mis pasos pausados, con las piernas aun temblandome y las manos frias.
Llegue a la puerta del hospital y tome el último aire para llenarme de valor, cogí mis huesos morados y subí por esa escalera hasta el cuarto trescientos dos, y la tembladera no me dejaba avanzar, las manos heladas se helaban mas con esa macetita de mierda. Me recibió una puerta semi abierta, que me dejó verla echada con los ojos cerrados, con su piel blanca, quietecita, tan sencilla como cuando la conocí, cuando por primera vez me enamoré de esas manecitas arrugadas y esa voz de Ada Madrina que siempre me regalaba una palmadita en la espalda y que ahora paseaba triste por los rincones de ese viejo hospital, tomada de la mano de la princesa muerte, tratando día a día de escapar de ese maldito cáncer que le consumia el alma y los sueños.


Entre a su dormitorio muy sigilosamente y puse la macetita en la mesita de noche que me regalaba una vista extraordinaria de una foto en donde se veian a todos sus hijos y donde resaltaba esa hermosa faz de mi Magaly, mi linda Dama de Ebano.

-Hola Fernando. (Me dijo la Sra. Gloria asutandome)
-Sra. Glorita no quería despertarla, disculpeme (le dije sintiendome el tetudo mas grande del universo)
-Tranquilo hijo, en este lugar uno no puede dormir bien asi este muerta de sueño
-Me imagino Sra. Glorita, Mire le traje una florcita para que la acompañe
-Pero si esta lindisima Fernandito, muchisimas gracias corazoncito, tu nunca me dejas de sorprender, no tenias que molestarte, yo se que estas con todos los gastos de tu carrera y se que debes estar ajustado, te lo agradesco hijo, me encanta, esta divina.

Su carita de angel me hizo agachar la cabeza, jugué con mis dedos y me apoyé en la pared, sentí su mirada taladrando mis pensamientos, me puse rojo, luego levanté la mirada que chocó con la suya.

-Yo se que quieres saber de Magaly, no? - Asentí con la cabeza, con cara de huevon, metí mis manos en los bolsillos y exhale - Mi hijita a ido a traerme aguita ya no debe tardar.
-Esta aqui? - Pregunté
-Fernandito no te hagas, bien que sabes que ella viene todos los dias a esta hora, pero no me sorprende tu siempre estas pendiente de ella, siempre la llamas y siempre la ayudas, y eso nunca me cansare de agradecertelo.
-Es que, señora, ella es mi musa, ella me da la vida.
-Si hijo lo se, aun sigues enamorado de ella, no sabes la pena que me dió cuando me enteré que habian terminado, no sabes que triste me puse.
-No se ponga asi Sra. Glorita, ella es una chica linda y me dijo que solo pensaba en mi felicidad, y yo que la amo tanto solo tuve que aceptar
-Ella terminó contigo?
-Si
La Sra. Gloria se quedó muda, miró hacia la ventana y el sol se reflejo en una lágrima que corria por sus mejillas rosadas.
-Hijo, que pena me da tener que darle tanta responsabilidad a mi niña, y dejar que su vida y sus sueños se trunquen por mi culpa, estoy muy segura que ella se esta privando de tu compañia para no atarte a este hospital, que ya nos esta pasando factura, mi niña solo tiene 17 años y hay veces parece la mamá de todos.

Mis ojos se llenaron de lágrimas, pero ver entrar la figura de Magaly por la puerta me compuso, estaba con su pantalon color caqui y su blusa de cuadros, me regaló una enorme sonrisa y con mucha efución me abrazó y me propinó un beso en la mejilla, que hasta hoy en día si cierro los ojos y me quedo calladito puedo sentirlo, olerlo, tocarlo.

-Fer, Que haces aca?
-Vine a ver a tu Mamá
-Si ya veo, como estas?
-Bien...sobreviviendo y tú?
-Bueno como me ves, cuidando a esta reina hermosa, el trabajo mas hermoso del mundo. Qué lindo que viniste, pero tu vienes y yo me voy, mis clases comienzan en 1 hora, tu sabes que debo volar.
-Si, no te preocupes

Ella se acercó y se despidió de su mamá, se colgó la mochila al hombro y empezó su andar.

-Te acompaño - le dije
-Bacan - me respondió

Me despedi de la señora y dos minutos mas tarde estabamos caminando por las calles de Pueblo Libre.

Ella caminaba apurada, y yo siempre tocandole temas de conversación impresionantes o alguna broma que la hacian reir, 45 minutos, dos autobuses y mucho frio después, llegamos a la puerta de su instituto.

-Gracias por acompañarme
-No es molestia, tu sabes que yo haria todo por ti
-Fer, no me beses
-Te extraño
-Fer
-Quiero volver contigo, no puedo vivir sin ti, por favor dime que tu aún me quieres y olvidemos que estamos separados, yo siempre estaré ahí para tí, dejame apoyarte, dejame amarte, para esto yo nací, eres mi vida, por favor Maga, Yo se que tu me amas y crees que esto es lo mejor, pero no lo es, no llores Maga ven abrázame, ven acércate
-No. Fer, no lo hagas más dificil, por favor no insistas.
-No llores que me vas a hacer llorar a mi tambien
-Lo siento Fer, tengo que entrar

Me dejó parado, con mis 18 años y mis 50 kilos, abrazando mis ojos rojos y mis pupilas perdidas, mis besos guardados y susurros a oscuras, con el recuerdo más recordable de recordar, con la Luna como testigo de mi corazón roto, mis zapatos sucios y mis cabellos desbaratados.

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